En la búsqueda de una sociedad más igualitaria, las mujeres STEM se han convertido en una pieza clave para construir un futuro más competitivo e inclusivo. Sin embargo, actualmente, su representación en las disciplinas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas sigue siendo preocupantemente baja.

En España, por ejemplo, solo el 16% de los profesionales del sector STEM son mujeres. Y aún resulta más alarmante que únicamente el 0,7% de las adolescentes se interese por estudiar carreras relacionadas con tecnologías digitales, frente al 7% de los chicos.

¿Qué factores están frenando la presencia femenina en estos sectores? Y, más importante aún: ¿qué podemos hacer para revertir esta situación? A continuación, responderemos todas estas preguntas y abordaremos algunos de los principales retos a los que se enfrentan las mujeres STEM hoy en día. 

La importancia de las mujeres en las carreras STEM

La participación activa de la mujer STEM no es una cuestión simbólica, sino una necesidad práctica para el avance de nuestra sociedad. Y es que, además de enriquecer la innovación y la creatividad, la diversidad en los equipos de trabajo también contribuye a mejorar la calidad de las soluciones tecnológicas y científicas que se desarrollan.

La ciencia y la tecnología tienen un impacto directo en nuestra vida cotidiana, desde el diseño de los algoritmos que rigen nuestras redes sociales hasta la inteligencia artificial que toma decisiones médicas o financieras. Si estas herramientas están creadas mayoritariamente por hombres, corremos el riesgo de seguir replicando los sesgos de género existentes.

Además, en términos económicos, nos encontramos ante una oportunidad de oro. En las carreras STEM, las mujeres pueden convertirse en un motor de empoderamiento económico, ya que estas profesiones se sitúan entre las mejor remuneradas y con mejor proyección de futuro. 

Mujeres STEM: retos y oportunidades

A pesar de sus logros y capacidades demostradas, las mujeres STEM en España siguen hoy enfrentándose a numerosos obstáculos que frenan su desarrollo profesional, desde estereotipos anquilosados hasta la falta de referentes visibles. Sin embargo, también existen oportunidades reales para revertir esta situación y construir un mundo más justo e inclusivo.

Retos que enfrentamos desde la infancia

Desde edades tempranas, muchas niñas ya reciben mensajes que las alejan del mundo STEM. Frases como “eso es de chicos” o “las matemáticas no son lo tuyo” se cuelan en el día a día, reforzando estereotipos que condicionan la elección de estudios. A lo que hay que sumar la escasez de referentes femeninos en el ámbito científico y tecnológico.. 

En la adolescencia, estos prejuicios se van consolidando. Las estadísticas muestran que mientras el 7% de los chicos se plantea estudiar un grado en tecnología digital, solo el 0,7% de las chicas valora esta posibilidad. Y lo curioso es que, una vez que ingresan en carreras STEM, las mujeres abandonan menos en modalidad presencial y tienen un rendimiento académico incluso superior al de sus compañeros. 

Barreras invisibles en la universidad y el trabajo

Según datos del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, las mujeres aprueban más asignaturas y obtienen notas similares o incluso superiores a las de sus compañeros varones, especialmente en arquitectura e ingeniería. 

Sin embargo, al entrar al mundo laboral, la falta de conciliación, los techos de cristal y el escaso reconocimiento de sus logros suelen convertirse en un obstáculo para seguir creciendo. 

Oportunidades que no podemos dejar escapar

A pesar de todo, hay luz al final del túnel. Por ejemplo, empresas como ENGIE están apostando fuerte por la diversidad en sus equipos, especialmente en áreas como ciberseguridad, ingeniería o energías renovables. ¿El resultado? Más innovación, mejor ambiente laboral y mayor impacto social.

Y no es la única. Cada vez más organizaciones están llevando a cabo programas para inspirar a niñas y a mujeres jóvenes a interesarse por carreras STEM. Hackathones, mentorías con mujeres líderes, talleres en colegios y campañas en redes sociales están generando un cambio cultural que podría suponer un importante punto de inflexión en los próximos años.

¿Cómo aumentar la presencia de mujeres en las carreras STEM?

Ampliar la presencia de mujeres en las carreras STEM requiere de acciones concretas, desde la infancia hasta el ámbito laboral. La clave está en eliminar estereotipos, ofrecer referentes femeninos reales y diseñar políticas educativas y empresariales que fomenten la igualdad de oportunidades. Solo así podremos cerrar la brecha de género en estos sectores clave.

Educación y referentes desde la infancia

El primer paso es actuar desde la base: la educación primaria. No basta con introducir nociones de robótica o programación en el aula. Necesitamos mostrar a las niñas que ellas también pueden ser científicas, ingenieras o matemáticas. 

En este sentido, los  modelos femeninos pueden ser más inspiradores que cualquier libro de texto: mujeres reales, actuales, que trabajen en estos sectores y puedan compartir su experiencia. Porque lo que no se ve, no se imagina. Y si no se imagina, no se elige.

Reformar los planes de estudio con perspectiva de género

La integración de ejemplos femeninos en los materiales de estudio es fundamental para normalizar su presencia. ¿Por qué no se habla de científicas como Margarita Salas o de ingenieras como Ellen Swallow Richards en clase de historia o tecnología? 

Además, las actividades extracurriculares deben ser inclusivas. Las competiciones de robótica, las olimpiadas de matemáticas o los clubes de programación no pueden seguir siendo espacios masculinizados. Si una niña se siente bienvenida, será más probable que repita y continúe aprendiendo.

Políticas públicas y compromiso empresarial

Desde el ámbito institucional, también es necesario reforzar las políticas que promuevan la igualdad en la ciencia y la tecnología. En este sentido, aunque ya hay algunas medidas en marcha, como becas específicas y campañas de sensibilización y apoyo a mujeres investigadoras todavía siguen siendo insuficientes. 

Por su parte, las compañías deben revisar sus procesos de selección, retención y promoción. Iniciativas muy interesantes dentro de este terreno pueden ser los programas de mentoring interno, la flexibilidad horaria y la formación en sesgos inconscientes para directivos.

Conclusión: hacia un futuro más inclusivo en las carreras STEM

Así pues, nos encontramos en un momento clave. El futuro será digital, tecnológico y científico… pero también debe ser diverso. La inclusión de la mujer STEM no es solo un objetivo de justicia social: es un imperativo para el progreso. No podemos seguir dejando fuera del tablero a la mitad del talento disponible de nuestro país.

Pero para ello, es necesario cambiar la mentalidad, derribar estereotipos y construir espacios de desarrollo equitativo. Un desafío colectivo que exige compromiso a todos los niveles: desde la educación infantil hasta las políticas empresariales.

El cambio es posible. Ya hay ejemplos que nos inspiran, programas que funcionan y mujeres que lideran. Pero hay que seguir trabajando. Porque cuando una mujer entra en STEM, no solo gana ella: ganamos todos.